Durante la pandemia, el resto del país ha empezado a notar lo que nosotros ya sabíamos: la educación de la primera infancia es vital y los proveedores de la educación de la primera infancia son esenciales. Son esenciales para el cerebro en pleno desarrollo de nuestros hijos, son esenciales para los padres y para las familias, son esenciales para nuestras comunidades, nuestros negocios y para nuestra economía.
En marzo, algunos padres del Consejo de política compartieron con algunos integrantes del Congreso sobre cómo Head Start ha ayudado para eliminar el temor, incrementar la confianza y generar unión comunitaria durante estos tiempos difíciles. Hablaron sobre cómo sus pequeñines ansían las sesiones virtuales con sus maestros y cómo han sido empoderados para poder navegar el sistema K-12 a futuro.
Una mamá habló acerca de cómo Head Start no sólo le proveyó terapia del habla para su hijo de edad preescolar, pero también le ayudaron para poder obtener apoyo para su hijo que está en segundo grado. Otra mamá mencionó que su hijo pequeño nunca había conocido a su papá—debido a que este se encuentra en otro estado y no ha podido viajar a causa del COVID—hasta que su asociado de servicios familiares coordinó su primera llamada Zoom entre ellos. Meses después, el niño pequeño le envía besos cariñosamente al papá con el que ahora ya está familiarizado.
Nosotros ya sabíamos lo que la ciencia indica: que el apoyo que los niños reciben durante estos primero cinco años cruciales ayuda para moldearlos en las personas que serán durante el resto de sus vidas al desarrollarse social, emocional e intelectualmente. Durante la pandemia, hemos visto lo mucho que nuestra sociedad y nuestra economía dependen del apoyo continuo del aprendizaje y cuidado de la primera infancia.
Esta es una profesión exigente, especialmente durante el COVID, pero nuestros proveedores aceptaron el reto triunfantemente. Mostrémosles nuestro agradecimiento—durante el Día Nacional de Agradecimiento a los Proveedores y durante todos los demás días del año.